Comunicados La Gran Familia Úbeda

Cuento de Navidad – «White Real Christmas»

WHITE REAL CHRISTMAS

Cuando somos niños todo nos parece enorme, misterioso, y a muchas cosas no le encontramos explicación. Esto se multiplicaba cuando salíamos de casa y visitábamos otra distinta, por ejemplo la de los abuelos. La de los míos era de ésas que estaban llenas de misterios.

Sí, cuando íbamos a la casa de mis abuelos Arthur y Meredith en Leeds para pasar unos días en Navidad, me fascinaban esas paredes tapizadas con colores extraños, esa multitud de objetos de los que un niño como yo desconocía su utilidad. Sobre los muebles y paredes también había fotos de mucha gente que yo no conocía. En el salón donde mi abuelo tomaba el té colgaba de la pared una foto en la que aparecía un grupo de señores vestidos de forma rara e incluso algunos llevaban una gorra similar.

Al crecer se despierta en nosotros la curiosidad propia de la edad. Así, un día de Nochebuena mientras se preparaba la cena le pregunté a mi abuelo:

– Abuelo, ¿quién es esa gente de la foto? ¿También son familiares antiguos? ¿Por qué visten así?

Mi abuelo esbozó una pequeña sonrisa de satisfacción. Me cogió de la mano y me sentó con él en su sillón, su trono personal en el que disfrutaba de su taza de té diaria. Supongo que pensó que ya tenía la edad de saber ciertas cosas, aunque para mí sonaran a prehistoria.

– Pues mira, en esa foto está el mejor equipo de fútbol que hubo en sus comienzos.

– ¡Ese es nuestro Leeds United! ¿Verdad, abuelo?

– No, hijo. Es el Corinthian F.C. Un equipo de Londres, formado solamente por jugadores amateurs, que en los comienzos del fútbol ganaban siempre que se reunían. Eran capaces de ganar por goleada a equipos profesionales. Por ejemplo, en 1884, le ganaron al Blackburn Rovers, que le había ganado la FA Cup al Queens Park FC, por 8 a 1.

– Abuelo, me estás engañando. No me suenan esos equipos, ¿existen todavía?

– Donnie, en su época eran muy buenos. Esto sí te lo vas a creer, también fue el equipo que le hizo la mayor goleada al Manchester United. En 1904, ganaron a los “Red Devils” por 11-3.

– ¡¡Ufff!! ¿De verdad? Sí que tenían que ser buenos…

– Ya lo creo. Fíjate, ése que está en la fila del centro a la derecha es mi abuelo, Arthur George Henfrey, tu tatarabuelo.

– ¡¡¡No me digas, tu abuelo Arthur!!!

– Sí, está al lado de Charles Wreford-Brown, el que inventó la palabra “soccer”. Y el que está arriba en el centro fue el fundador del club, Nicholas Lane Jackson. Fundó este club para luchar contra la supremacía que tenían los equipos escoceses en aquella época y para ello recurrió a antiguos estudiantes de las universidades de Oxford y Cambridge. Hasta bien entrado el siglo XX se negaron a participar en competiciones oficiales, solo jugaban amistosos. Además, hubo dos ocasiones en los que la selección de Inglaterra se enfrentó a la de Gales solo con jugadores del Corinthian y mi abuelo fue uno de ellos.

El brillo de sus ojos demostraba el orgullo de que uno de nuestros antepasados formara parte de ese mítico equipo. Incluso me contó que había jugado 5 partidos con la selección inglesa marcando dos goles. Esa noche, esperando a Santa Claus, soñé con partidos de fútbol donde mi tatarabuelo marcaba goles imposibles.

Al día siguiente, tras abrir los regalos y comer en familia mi abuelo se puso a ver un partido donde un equipo que vestía de blanco marcaba 7 goles. Al despedirnos mi abuelo me dijo:

– Donnie, esos que jugaban de blanco son el mejor equipo de la historia del fútbol. Y hubo un par de años en los que cambió su pantalón blanco por el negro del Corinthian, debido a la admiración que sentía por ese equipo.

 

Durante el viaje de vuelta a Londres, mi cabeza no dejaba de darle vueltas a la historia de mi tatarabuelo. Estaba deseando contárselo a mis compañeros del colegio. A pesar de vivir en Londres, mi padre y yo éramos del Leeds United, y mis compañeros no se lo explicaban.

Esas charlas navideñas con mi abuelo me hicieron reafirmarme en mi amor por el Leeds United, equipo del que yo ya era sin saber por qué. Y también me hicieron enamorarme del que es mi equipo fuera de Inglaterra: el Real Madrid.

 

 

El abuelo me contó que el Leeds nunca había ganado nada, incluso le costaba permanecer en primera división hasta que en marzo de 1961 la directiva nombró entrenador-jugador a Don Revie. Su primera decisión fue cambiar la indumentaria azul y amarilla por la de un equipo ganador. “De ahora en adelante vestiremos de blanco, como el Real Madrid, el equipo con más títulos del mundo. Así cuando el rival nos vea sabrá que juega contra un equipo ganador”. Esa fue la primera decisión de Revie.

El abuelo me hablaba del gran Peter Lorimer y su debut en el equipo con 15 años. Llamaban a ese equipo el “SuperLeeds” aunque en algunos partidos que me mostró en blanco y negro, con unos campos embarrados, ese equipo blanco que terminaba negro, no demostraba un juego muy vistoso, pero ¡caray! sí que lograban lo que perseguían. ¡Cómo disfrutaba en el pub cuando yo recitaba la alineación de memoria ante sus amigos!

 

 

Fueron unos años gloriosos. Nuestro Leeds ganó dos ligas, una FA Cup y mi padre le dijo a mi abuelo que a su hijo lo llamaría Donald, por Don Revie. Por eso me llamo Donnie.

Otro 24 de diciembre había llegado y me revolvía nervioso en el asiento trasero del coche familiar camino de casa de los abuelos. Sí de los abuelos, aunque este año ya no iba a ser igual. Estaba deseando abrazar a la abuela Meredith y de probar el típico pavo que siempre hacía para cenar y cuyo olor salía por la puerta de la casa nada más recibirnos. Esa cena fue la primera diferente, los mayores no estaban tan alegres como en ocasiones anteriores, pero el ambiente navideño seguía impregnando la vieja casa de mis abuelos

Por la mañana llegó el momento de abrir los regalos bajo el árbol con mi hermana pequeña. Tras la comida llegaba uno de los momentos cumbres de la Navidad. En la BBC reponían el partido de la final de la Copa de Europa de 1960. Mi abuelo siempre decía que era el mejor partido de la historia y lo veíamos año tras año.

– Donnie, mira a ése, el 9 de los de blanco. Fíjate como se mueve por todo el campo. ¡Qué elegancia!

– Sí abuelo, es genial, pero es un poco mayor, ¿no? Está medio calvo.

– La edad da igual cuando se tiene clase, dijo mi abuelo. Y la barriga tampoco importa. Fíjate en el repeinado. Tiene la barriga como yo y es capaz de meter cuatro goles.

– ¡Guau! ¿Cuatro goles, abuelo? ¡Increíble!

– Pues sí, como cuatro soles.

– ¡Qué equipazo!

– Otra cosa, Doonie. Mira el 11 como vuela por la banda izquierda, ningún rival lo puede parar…

– Parece un corredor de 100 metros y encima con la pelota pegada al pie…

Pero eran conversaciones del pasado porque mi abuelo ya no estaba. Era la primera Navidad sin él pero nosotros seguimos haciendo las cosas como a él le gustaban. Así, después de comer volvimos a poner la BBC (curiosamente, cosas del destino supongo, la prensa española utilizó el nombre de nuestra televisión más prestigiosa para denominar a una delantera madridista no menos prestigiosa: Bale-Benzema-Cristiano).

Con cada lance del juego, yo volvía la mirada al sillón vacío de mi abuelo para comentarlo con él. Y me imaginaba su sonrisa de satisfacción, porque comprobaba como había calado en mí su amor por el color blanco (del Leeds United y del Real Madrid) y por el FÚTBOL. Las miradas que cruzaba con mi padre le hacían sentirse orgulloso, porque su padre había hecho conmigo lo que él no había podido por su falta de tiempo; el trabajo en la fábrica le absorbía la mayor parte del tiempo.

Soy Donnie Henfrey. Hoy es Navidad y me acuerdo de mi abuelo. Decían que se había vuelto loco por su equipo viéndolo triunfar en aquellas ligas de 1969 y 1974. Porque Don Revie, cuerdamente, había enloquecido viendo jugar al mejor Real Madrid en aquella final de Glasgow. Mi abuelo, en su locura, inculcó en mi padre y en mí ese amor por la camiseta blanca.

Y ahora, yo, quiero que mi hijo disfrute con su equipo en el “Boxing Day” de estas navidades gracias a otro loco: se llama Marcelo, como otro jugador del Real Madrid con quien he disfrutado mucho, y se apellida Bielsa. Y ojalá pueda verlo jugar en la Champions contra mi otro equipo, el que cambió el rumbo de nuestra historia: el Real Madrid.

 

FELIZ Y BLANCA NAVIDAD, MADRIDISTAS DEL MUNDO