Una de fútbol ochentero

¿Cómo era el fútbol en los años 80?

Estamos atravesando unos tiempos difíciles debido al maldito Covid-19 que nos tiene confinados en nuestras casas. Para pasar el tiempo los españoles que no pueden trabajar se están relacionando más a través de Internet, estamos viendo más la televisión o series, lo que sea para matar el tiempo.

Aprovechando esto, las cadenas de televisión están volviendo a emitir programas o acontecimientos antiguos. Es el caso de RTVE que, gracias a su extenso archivo nos está regalando, a través de su canal temático Teledeporte, bastantes perlas del deporte.

La semana pasada nos ofreció una de las remontadas del Real Madrid frente al Inter de Milán en la UEFA o, anoche mismo, la inédita e irrepetible final de Copa del Rey de 1980 entre el Real  Madrid y el Castilla (única vez que un club y su filial se han enfrentado en una final de competición oficial) y que le dio el pasaporte para la Recopa al filial blanco.

Unos días antes también ofreció la final de la copa del Rey de 1982, en la que nuestro club se enfrentó al Sporting de Gijón. Al ver o recordar estos partidos me vino a la cabeza la idea de mostrar los cambios que ha tenido el fútbol en estos 35-40 años

Dos años después de la final del 80 contra el Castilla, el Real Madrid se enfrentaba al Sporting de Gijón en la final de Copa del Rey. Era el Real Madrid que venía de perder la final de la Copa de Europa también en el 80 con el Liverpool y donde figuraban leyendas como Santillana, Juanito, Del Bosque o Stielike.

Alineación del Real Madrid en la final de Copa del Rey de 1982

En esa época el Sporting era un equipo que estaba atravesando una buena época. A pesar que ese año ya no contaban con Quini (fichado por el Barcelona) seguían manteniendo un buen plantel con los Joaquín, Maceda, Ferrero, Redondo, Mesa o Jiménez. De hecho, dos años antes habían quedado terceros en la liga.

La retransmisión comienza con la introducción del comentarista Miguel Ors en un tono más bien neutro, muy alejado del estilo directo y a veces vociferante que tenemos en la actualidad. Nos encontramos en el Nuevo Estadio José Zorrilla de Valladolid, en los prolegómenos de la final y sobre el césped se encuentra una banda militar que, minutos después, interpretará el himno nacional ante el respeto de los asistentes (otra costumbre hoy perdida por las derivas independentistas) coincidiendo con la llegada de unos jóvenes reyes de España.

Saltan los equipos al campo tras el trío arbitral, algo normal ahora pero que antes solo se hacía si se jugaba el partido en campo neutral. Tras ello, los jugadores intercambian entre ellos el típico banderín del equipo que antes se estilaba y que ahora solamente llevan a cabo los capitanes.

Los capitanes Santillana y Redondo junto con el colegiado Sánchez Arminio

Otro detalle curioso fue comprobar cómo los fotógrafos corrían de una parte a otra del campo para tomar la instantánea del once inicial, que aguantaba posando bastante tiempo (hoy en día los equipos apenas le dan tiempo a los fotógrafos).

       

Sin embargo, el partido se va a retrasar porque hay una reivindicación en el terreno de juego con pancarta incluida y que los jugadores y el árbitro se toman con mucha filosofía. A ello hay que añadir que tampoco la policía (con varios agentes sentados en las bandas) hace nada para que abandonen el campo y pueda comenzar el partido. Hoy sería impensable, ya que cuando salta un espontáneo al campo se abalanza sobre él una nube de guardias de seguridad (no hay policía en las bandas) y los realizadores de televisión intentan no sacarlos  en pantalla.

Comienza el partido y el Real Madrid se adelanta pronto en el marcador por un gol en propia puerta del Sporting tras bajar Santillana de cabeza, como no, un balón centrado desde la derecha por Ito. La jugada había empezado con un delicioso pase con el exterior del pie derecho de Juanito que pasaba el balón en profundidad a Ito para que apurara hasta la línea de fondo. El Sporting empató de penalti más tarde a través de Ferrero, tras un contraataque cortado en falta por Camacho dentro del área. Y así se llegó al descanso.

En lo que se refiere a los aspectos técnicos del juego se podía apreciar una mayor lentitud (a lo que también contribuía la ausencia de recogepelotas cuando el balón caía  al foso que rodeaba el terreno) y también una mayor verticalidad viendo, por ejemplo, las arrancadas de Stielike desde su puesto de libre.

Se abusaba bastante del pase en largo a los delanteros o extremos y se podía comprobar perfectamente algo hoy ya en desuso. Estamos hablando de los férreos marcajes al hombre que se prodigaban esos años. De hecho en el  partido podemos ver a Camacho marcando por todo el campo  a Joaquín, saliendo de su zona de lateral izquierdo. Incluso podemos ver cómo Camacho se encuentra en la posición de extremo izquierdo arrinconando a Joaquín contra el banderín de córner. No sería la última vez que se enfrentarían estos dos mitos.

Camacho y Joaquín como capitanes del Real Madrid y del Sporting de Gijón

En el partido también se ven defectos técnicos impensables hoy en día como la pobreza en la ejecución de los libres directos. Otro de los aspectos a señalar era la mayor dureza con la que se empleaban los jugadores y cómo iban al choque. Eso sí, sin provocar tanganas la mayoría de las veces y aceptándolo como parte del deporte de contacto que era. Hay que reseñar también las continuas cesiones a los porteros que podían coger el balón con las manos sin ser sancionados.

Finalmente, recordar los prodigiosos saltos de Santillana y la nueva posición que adoptó Stielike. Dos años antes en la final ante el Castilla lucía  el número 10 a la espalda siendo el creador del juego. En la final del 82 lleva el número 4 e inicia el juego desde la defensa para después incrustarse entre los dos centrales al defender, algo que ahora vemos hacer a los mediocentros defensivos como Casemiro.

Y hablando de dorsales, vemos la numeración del 1 al 11 y que los jugadores llevaban el número según la demarcación que ocupaban en el verde. De hecho, Juanito, que solía llevar el 7 por su posición de extremo derecho, en este  partido sale con el 8 a la espalda porque Molowny lo pone en la media con libertad de movimientos y así darle un carácter más ofensivo al equipo.

Al comienzo de la segunda parte, el Real Madrid sale a por la victoria. En el minuto 52 se producen los dos cambios en la formación madridista  que por entonces permitía el reglamento: Del Bosque, lesionado, dejaba su puesto al onubense Ángel y García Cortés sustituía a Sabido. La entrada de Ángel dio más ímpetu al centro del campo blanco y fruto de ello comenzaron a llegar las ocasiones de gol. De hecho, sería Ángel quien marcaría el gol de la victoria tras una asistencia de Juanito unos minutos más tarde.

Tras el gol, los equipos empezaron a dar muestras de cansancio y el nivel del juego bajó bastante, el aspecto  físico se cuidaba mucho menos antes. Sin embargo, desde Gijón argumentaron que su equipo llegaba más cansado a la final ya que el anterior fin de semana habían jugado partido de liga y los titulares del Real Madrid habían descansado debido a la huelga de jugadores profesionales (el Madrid presentó esa jornada un equipo con jugadores del filial entre los que aparecían Míchel, Ochotorena, Chendo o Salguero).

El partido concluyó con la victoria blanca que se alzó con su decimoquinto título de Copa con la entrega de la Copa y la vuelta al campo entre el ruido de petardos y cohetes que también se habían escuchado a lo largo del partido para celebrar los goles.

Como curiosidad final, recordar que ese año el Real Madrid estrenó camisetas de la marca Adidas que incluyeron las tres bandas moradas en el uniforme. Se abandonaba el blanco impoluto de las camisetas que habíamos visto en la final contra el Castilla. Eso sí, todavía no había llegado la publicidad a las camisetas pero Zanussi estaba ya a la vuelta de la esquina.

Para terminar os dejo esta pregunta, ¿cómo será el fútbol dentro de otros 40 años? Esperamos estar por aquí para contarlo. Mucho ánimo y  paciencia para todos.

© José Luis Alises Moreno – La Gran FamiliaÚbeda